11/12/16

"El canario" (The Canary) en la vida y la obra de Katherine Mansfield


KM con Dorothy Brett (1921)
Katherine Mansfield escribió The Canary (El canario) en julio de 1922 en el Hotel Chateau Belle Vue (hoy Hotel de Ville) de Sierre (Suiza) como regalo para su gran amiga la pintora Dorothy Brett a la que conocía desde 1915 y con la que compartió casa y amigos en el emblemático barrio londinense de Bloomsbury. Este fue el último relato finalizado por la escritora neozelandesa antes de morir de tuberculosis el 9 de enero de 1923. 

En El canario una mujer describe -a alguien sin identificar- cómo se siente tras la muerte de su canario, objeto de su amor y fuente de sus contadas alegrías domésticas. Un argumento sencillo, sí, tanto que incluso resulte poco atrayente, a priori, para muchos. Pero ahí radica la maestría de la autora cuya técnica envidiaba Virginia Woolf. 


Mansfield atrapa nuestra atención con la sutileza de una llovizna, un chirimiri que apenas notamos hasta que estamos empapados sin remisión. Ella sabe bien cómo llevarnos de lo muy particular a lo universal sin aspavientos. Con su escritura serena y certera teje una delicada malla tremendamente sólida. Se ausenta como narradora colocándonos ante la escena de forma abrupta, sin ninguna interferencia. Somos testigos de un pedacito de realidad que continúa tras el punto final. Un instante de una vida. Nada más y nada menos. Frágil en apariencia, pero con poderosas cargas de profundidad.

 Mary Annette Beauchamp 
Que esta sea su última historia invita a pensar que estamos ante algo más que el lamento por la muerte del canario. De hecho, algunos críticos lo consideran su epitafio literario. Sabemos por su correspondencia que, cansada y muy consciente de su enfermedad, Katherine Mansfield se replanteaba por entonces su vida y su escritura. En una carta fechada días antes de su muerte, el 31 de diciembre, le decía a su prima, la célebre escritora Elizabeth von Arnim (Mary Annette Beauchamp de soltera) : "Estoy cansada de mis historias pequeñas como pájaros criados en jaulas". Esta imagen de la jaula, el canario y las asociaciones que conlleva será recurrente hasta el final de sus días y va a arrancar con un comentario ocasional a principios de 1922.

Retrato de KM por Anne Estelle Rice (1918)
Durante su estancia en el Hotel Victoria Palace de París en febrero de 1922, Katherine escribía a su amiga, la artista Anne Estelle Rice contándole lo mucho que le gustaba la vista que tenía desde su habitación de la sexta planta "Resulta muy agradable", decía, "ver a la bella dama de enfrente llevar dentro a su canario cuando llueve y sacar su jacinto". Una observación que ampliaría semanas después cuando escribió a su prima Elizabeth: "La mujer de la habitación de enfrente tiene una jaula de mimbre llena de canarios. Cómo es posible expresar con palabras la belleza de su pizpireto trino que se eleva como si surgiera del mismísimo muro. Me pregunto qué soñarán cuando los cubre por la noche y qué significa en realidad ese rápido aleteo suyo". Pocos días después le escribiría a su amiga Dorothy Brett: "creo que mi relato para ti tratará sobre canarios. La gran jaula de enfrente me ha fascinado por completo. Pienso en ellos una y otra vez, sus sentimientos, sus sueños, la vida que tuvieron antes de estar enjaulados…".

Mansfield usó los canarios como una analogía de la situación en la que se encontraba, aprisionada por la enfermedad. A principios de junio le decía a su prima Elizabeth: "la verdad es que algunas personas viven enjauladas y otras son libres. Lo mejor que podemos hacer es aceptar cada uno su propia jaula y no decir nada más sobre ella. Yo puedo hacerlo. Y lo haré. Y creo que es sencillamente imperdonable aburrir a los amigos con un "no puedo más".

Publicado por primera vez el 21 de abril de 1923 en la revista británica The Nation and Atheneum, The Canary se incluyó también en El nido de la paloma y otros cuentos (The Dove’s Nest and other stories, 1923), libro cuya edición estuvo a cargo del crítico inglés John Middleton Murry con quien Mansfield se había casado en 1918. Murry sería muy cuestionado por la publicación de la obra porque, si bien Katherine estaba trabajando en esta antología, él seleccionó textos inacabados y otros que, probablemente, la escritora hubiera preferido corregir o, incluso, no publicar.

Los relatos de Katherine Mansfield son amados y odiados casi por igual. Unos la tachan de sensiblera y desmerecen su escritura. Otros alaban su sensibilidad y la etiquetan como gran artífice del cuento moderno colocándola junto a Chéjov y Maupassant. Lo cierto es que su obra es cada vez más conocida y valorada. Pero... no se puede agradar a todos. Ni falta que hace.


KM y John Middleton Murry en el jardín del Hotel Chateau Belle Vue de Sierre (Suiza) en julio de 1922

2 comentarios:

  1. A mí me impacta y me emociona mucho este pequeño gran relato. Gracias a tu artículo he conocido la motivación de la autora al escribirlo y ahora me parece más emotivo aún. Un saludo!

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    1. Gracias a ti, Cristina, por tu visita y tu comentario. Es verdad que conmueve y emociona este pequeño gran relato, como tú bien dices, ¡es tan poderoso y destila tanta fragilidad! ...como su autora. Un abrazo.

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